miércoles, 11 de mayo de 2011

En el país del pisco…


Uno de mis recuerdos del trabajo en la Pampa de Villacuri es mi experiencia con el pisco. Cuando terminábamos de trabajar los sábados, siempre había un momento para sentarse debajo de la sombra fresca de un ficus a tomarnos un pisco, pero yo no sabía las costumbres, había tomado pisco en casa de mis abuelos, tíos pero nada más.

Por lo general en Ica cuando hay algún festejo, nacimientos, matrimonios, graduaciones, padrinazgo, etc. no falta una botella de pisco sobre todo de quebranta, su variedad, orgullosos de ella. Toman muy poco piscos aromáticos, no les gusta, “es perfumado dicen…”

Arrancábamos así, todos nos poníamos en circulo a conversar, servía la persona a mi izquierda echaba unas gotas al campo para la “pachamama” y me ofrecía la botella “salud con usted” a lo cual yo respondía “salud con usted gracias” una vez terminado el vaso, ( un vaso mediano), esta misma persona a mi izquierda limpiaba el vaso y me lo pasaba, a su vez la persona que recibía el vaso en este caso el que escribe llena y ofrece la botella al de su derecha continuando con la ronda sucesivamente hasta que se acaba la botella o el porrón; como yo era relativamente nuevo en estos menesteres y para no desairar, costumbres son costumbres, mi vaso lo llenaba hasta al tope, por supuesto al tercer vaso estaba pidiendo auxilio, mientras tanto las esposas preparaban un suculento puré de pallares con lonja de chancho y arroz.

Para suerte mía se acababa el pisco justo a tiempo para almorzar con lo cual después cada uno se retiraba a su casa a descansar. Al poco tiempo me di cuenta que esta costumbre no obligaba a llenar el vaso, menos aun tomarlo de un solo golpe, “¿Quién me había dicho eso?” Me preguntó mi amigo Héctor, “son ideas de uno, respondí” las consecuencias no eran agradables, las arcadas, sentía el esófago hirviendo y mi pobre estomago, ¡terrible! Además por respeto a la “costumbre” fingía, ¿se imaginan mi cara? son más de ¡¡42º de alcohol!! Nadie llena el vaso, cada uno toma a su ritmo, es más, hay algunos que solo mojan la lengua y lo pasan, nadie obliga a nadie a tomar, lo cual me parece una buena actitud, a partir de ese momento aplique también esa receta, dependiendo de cómo me sentía, cuál era mi actividad del día, me servía y tomaba, eso sí, sugiero tomar el pisco de a poquitos.

Había ocasiones en las que nos encontrábamos finalizando la jornada de trabajo en el camino y conversábamos sobre los cultivos, precios, clima, etc. No faltaba un pisquito para charlar. Lindos tiempos en la Pampa de Villacuri.

¿Hasta Pronto!

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